El color en Sin City

En Sin City el color juega un papel fundamental, no es un accesorio porque ayuda a crear el mismo ritmo de la narración. La película transcurre en blanco y negro, creando una atmosfera de elegancia y sordidez, muy acorde a lo que nos quiere contar Frank Miller. Todo transcurre en una ciudad convulsa y desenfrenada, esa sordidez que produce el mismo blanco y negro nos invita a seguir el rumbo de las historias que se encuentran de forma paralela a lo largo de la película. Prima la incertidumbre y el mismo contraste de los colores crea una sensación de suspenso donde la expectativa ante algo permite mantener la atención en lo que acontece. También el blanco y negro le dan un toque minimalista con elementos visuales contundentes y atractivos, siguiendo incluso la estructura del comic, donde los detalles y planos generales se sincronizan permitiendo tener una mirada integral de lo que sucede. Además el color en Sin City crea una estructura narrativa haciéndonos sentir por unos momentos que estamos leyendo una novela negra.



Pero aparte de la tensa calma que propician el blanco y negro otros colores salen a la vista para complementar de forma acertada las escenas. El rojo no solo adquiere la connotación de violencia, representa la sensualidad, lo intimo y carnal. Hay una particularidad y es que la sangre es representada con el color blanco en algunos personajes, rompiendo con el estereotipo de un clásico filme de acción. Se destaca también el uso del amarillo para representar lo putrefacto, la enfermedad, lo indeseable, excesivo y agonizante. En algunos fragmentos donde aparase el azul este indica la sorpresa pero también la traición.



No solo las convulsas historias que acontecen en la ciudad del pecado crean una atmosfera amenazante y de incertidumbre. El color, con sus contrastes y matices contundentes, nos permite tener nuestra atención puesta a cada uno de los elementos e incluso nos puede señalar el camino que podemos emprender en esa ciudad del pecado.